BUSCANDO LA BRUJULA DE NUESTRA IDENTIDAD CULTURAL
Javier Hernández
¿Dónde estamos? ¿Qué somos? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Es lo que
tratamos
de entender. Somos nietos de este dichoso y a la vez trágico mestizaje,
del encuentro de
tres fabulosos y mágicos ríos y del contacto que hemos tenido con el
mundo. Asimilamos
los cambios que han ocurrido a lo largo de estos quinientos años, vemos
cómo con el paso
del tiempo estos tres ríos se van haciendo uno solo, único y particular.
Va admitiendo sus
aguas de gente, en diminutos números suma cada uno de los elementos
que forman la
comunidad mundial. ¿Por qué entonces la barbarie de un conflicto que
compite con los
más terribles del mundo? ¿Por qué se desgarra gente de su tierra, su
familia, su vida? En
algún momento de nuestra historia reciente perdimos la brújula que
nuestros ancestros
dejaron a nuestro cuidado y hoy recogemos nuestros pasos para poder
encontrarla.
Tratamos como pueblo de asimilar lo que podemos con las pocas bases
educativas que
poseemos, y nuestros gobernantes tratan de imponernos todo tipo de
esquemas
obedeciendo solamente intereses personales. Ellos perdieron nuestra
brújula, con nuestro
contubernio porque los hemos escogido para guiarnos y orientarnos.
Ahora es nuestro
deber encontrarla.
¿Qué hacer? Para nosotros, el mecanismo más eficaz es retomar nuestras
antiguas
costumbres revitalizándolas por medio del arte. Por medio de un lenguaje
inherente a
nuestra especie, volver al relato, a la expresión pictórica, a la música,
a la representación.
Porque en la medida en que los sintamos como algo ajeno dejaremos de
usarlos. Su
caudal de integración y cohesión será dejado al lado como herramienta
de una élite
despreciable y lo nuestro será dejado en manos de otros. Es en el arte
surgido de la
diversidad y la búsqueda de la convivencia que nuestras capacidades
de comunicación se
integran y multiplican.
¿Qué es pues la identidad Cultural? Retomar nuestras costumbres, volverlas
arte,
apropiarnos de nuestra realidad, transformarla escuchando las voces
de nuestros abuelos.
Ellos siempre han dicho "todo tiempo pasado fue mejor" porque ya no
volvemos la vista
atrás, permanecemos sumidos en un silencio que propicia que los intereses
personales
prevalezcan sobre el bien y el deber de la comunidad. Debemos reconocernos
sin
vergüenza de nuestro pasado, aunque sea doloroso. Si no tuviéramos
todas las fortalezas
que hemos heredado no hubiéramos sobrevivido esta situación. Es evidente
que su
riqueza da para mucho más de lo que hasta hoy les hemos dejado realizar.
Este libro, el proyecto del Concurso de Bocetos para los Murales de
la Paz, y la Galería de Arte
Urbano a la que darán lugar en Cali, son esos intentos de convocar
a la comunidad para que mire
atrás y se reconozca como lo que realmente es. A partir del campo y
a fuerza de violencia, hemos
comenzado a asimilar un nuevo tipo de vida: La ciudad. Un cambio semejante
requiere que
aprovechemos todas nuestras facultades para hacer de este nuevo espacio
un lugar más digno,
que obedezca verdaderamente a nuestras necesidades. Reconocer lo que
hemos sido, lo que
somos ahora, lo que vendrá, hará que avancemos de una manera mas digna.
La cohesión social
surgida de la memoria histórica y la homogeneidad como grupo humano
surgida de la identidad
cultural, dan pie a la acción en conjunto para construir, proteger
y enriquecer la dignidad humana.
A través del arte podemos aprender y comprender de manera estética,
sin necesidad de
palabras rebuscadas. Sólo necesitamos regocijarnos y disfrutar el placer
de las obras de
arte que nuestros compatriotas elaboran. Debemos romper las barreras
que hemos
dispuesto alrededor del arte, sacarlas de los museos y llevarlas a
la calle. Merecemos
nuestras propias creaciones, tenemos derecho a aprovechar y explicar
las cosas desde
nuestra forma particular de ver el mundo.
Construir la identidad nos hará sentir que pertenecemos a este lugar,
que para asimilar y
comprender nuestra realidad nuestro aporte es el más importante. Al
tiempo, nos
convertiremos en memoria histórica para nuestros nietos, les dejaremos
un lazo de
identidad para asirse en el camino que ellos mismos deberán seguir
hacia la dignidad y la
paz.
Partimos de la diversidad como principio primordial, la diferencia es
lo que nos construye.
"Esta mezcla, rica y diversa, impacta los procesos de Urbanización
acelerada, agrupa e
integra a personas provenientes de diversos barrios de la ciudad con
otras subculturas
(indígena, negra, mestiza, extranjera) y ofrece una opción cosmopolita
cuya comprensión
para disminuir las tensiones sociales y conflictos que sugiere la unidad
desde la
diferencia".2
La situación actual exige que somos una mezcla diversa;
ciudades como Cali
reciben cada día un gran número de desplazados, en una de las grandes
injusticias de
nuestro tiempo. Ante sus expectativas de vida y la necesidad de amoldarse
a sus nuevas
condiciones, optamos por reconocerlos como parte integral del grupo
humano que somos
en la ciudad.
Con el transcurso del tiempo hemos pasado de un modo de vida campesino
a uno
citadino. Nuestras ciudades crecen de una manera desordenada y que
las nuevas
políticas deben amoldarse a estos cambios. Las diversidades étnicas
y culturales que
acogen a cada momento las calles y barrios de nuestras ciudades, no
son sólo fuente de
conflicto, son la vida misma. Se funden en infinitas redes y hacen
parte de lo que cada uno
de nosotros llama "yo".
1
Comisión Vida, Justicia y paz. Desplazados en Cali, Entre el miedo y la pobreza. Estudio exploratorio, informe preliminar. 1997 