SIGNIFICADO
por Rodrigo Daza
Lo importante es partir de un punto. ¿Hacia la ciudad?
Total, no estoy en el campo. La cuestión es pasar de la ciudad
al mural, de todo eso al concurso y concluir algo, claro está.
Saber a las claras si todo esto sirvió de algo diferente a sostener
a unos en un empleo y darle uno de chichigua a otros. Debe haber
más, eso sí. Y lo que importa es lo que puede trascender
para todos, para saber a dónde es que va a parar todo esto.
La cuestión de fondo es que se gastó un dineral en murales.
[...]
En últimas el significado real de todas las cosas puestas en
común va más allá de lo que normalmente aceptamos,
las puertas que se abrieron no son sólo negocio, son otra cosa.
¿Qué son? La posibilidad de un arte sin consumo que
en últimas termina disolviéndose en lo de siempre:
Otra vez consumo. La obra deja las palabras en puro discurso, radicalmente
separado de lo hecho. El calor, el sol, el polvo, las manos pintadas,
las infinitas decisiones y cuidados... Todo. ¿En qué
queda? "Partamos y saquemos provecho" o "Lo iniciado va más
allá de nosotros mismos". "Eramos neófitos, no sabíamos
en qué nos estábamos metiendo". En fin... El
discurso sobre la propiedad ("mi dinero"), las dominaciones ideológicas,
“un homenaje para tu ausencia...” Las niñas supieron más
que nosotros, los concursantes vieron eso, lo otro en frente suyo:
Tu idea ya no es tu idea, le pertenece a la ciudad y como tal será
usada por lo que ella es. La maraña de luchas entre poderes,
virtudes, gracias, historias y olvidos caerá sobre ellos y sobre
quienes lo hicieron. ¿Dejarán algo? El poder
se construye no sólo sobre lo gráfico y lo que vemos es que
eso, lo desconocido, es la clave de nuestras relaciones fallidas.
El interés egoísta no cede ante el general, la voluntad de
todos se torna en deseo de aplastarnos mutuamente. Construimos sobre
castillos de naipes, nos explotamos, buscamos lo que se nos niega.
Construimos cosas, destrozamos nuestras manos, nuestra piel para que el
otro escuche. ¿Y qué es lo que escucha? Voces
de niños trémulos en medio de las montañas, de ancianos
nostálgicos y gente sencilla cuidando carros. Lo que se escucha
son gentes agradecidas, críticas, indiferentes. O simplemente
"bien", escépticas. "La paz se construye desde el corazón,
lo demás es pérdida de tiempo" me dijo la señora que
vendía naranjada. ¿Puede un mural ser un gesto de paz?
"Tal vez". Las respuestas más profundas están donde
menos se las busca y las buscamos -cosa rara- en las paredes. Decimos:
"La pared hablará, dirá cosas inmensas". Wishful thinking.
La ciudad ahora piensa en que el color puede estar presente, e igual, el
ruido puede ser más intenso. A nuestras luchas comerciales
diminutas se añaden ahora luchas inmensas, tal vez no nuestras.
¿Valió la pena? ¡Claro! En la medida en
que esas luchas sí fueron nuestras. En la medida en que el
tal vez se resolvió en un "sí" surgido del corazón
de noveles poetisas, niños indefensos ante una urbe devoradora,
educadoras/es, artistas frustrados, egocéntricos y, sobre todo,
generosos. La posibilidad de pensarlo todo nuevamente, sin tanto
prejuicio, es el salto hacia la parcialidad accesible, hacia la ciudad
que nunca agarramos pero que vivimos por pedacitos, cada uno embellecido,
lleno de significados bien expresados. Una iglesia bien pintada,
una montaña fundida con un sol, un dinosaurio rojo, un muro indomable
rodeando a los ricos... Tantas cosas pueden ser puestas a los ojos
del hombre en el bus, de la madre con el niño. ¿Para
qué? Para poder decir nuevamente "NO ESTAS SOL@, HERMAN@".
"Vos podés venir, podés no mirar, pero el significado estará
ahí, disponible para vos, cada vez que querás detenerte y
contemplar, cada vez que algo extraño en un detallito te traiga
un recuerdo". Y pasará el tiempo y su inclemencia, unida al
grito lanzado con aerosol desde universidades, barras, amores, más
el humo, el terrible humo que todo lo tapa... ¿A qué
dará lugar? Me inclino a pensar, nuevamente, en una Capilla
Sixtina restaurada, en un Miguel Angel más chillón de lo
que se hubiera esperado. El color vivo se oscurece con el tiempo
pero la intención está siempre detrás. ¿Qué
hay detrás de ti, herman@? Los pensamientos nuestros quedarán
plasmados y competirán con otros, comerciales, filosóficos,
extrañas mezclas de ambos, religioso-patrióticos y tantas,
tantas vainas. La diferencia está en el costo, la permanencia.
Los murales no pagan impuestos y nos enfrentamos a la terrible realidad
nuestra que convierte la verdad, enarbolada en la ley, en todo lo contrario.
Que se le quitan los impuestos a los murales para impulsarlos pero, en
últimas, se les niega espacio justamente por eso. Desde hace
mucho las tasas locales dejaron de ser bien común para convertirse
en botín de quien las alcance. Podemos tener 700 vallas sobre
la calle 5ª pero sólo dos murales. Muy interesante.
La exigencia de respeto por el entorno sólo se aplica a las obras
artísticas, las obras comerciales -"más necesarias"- tendrán
todo el espacio que paguen. Una visión de sesgo se cierne
sobre nosotros: No somos Rivera ni Siqueiros. No se trata de
la maquinaria ideológica de un partido que se mimetiza, somos uno
que se escapó al graffiti y se acercó al arte, que desafió
a la municipalidad y permaneció en el respeto. ¿Es
poca cosa? Probablemente. Otros, en un rincón, están
dando la vida. ¿Qué damos nosotros? No nos quedamos
en lo poco y ahora la vida también se cierne desde sus rincones.
La vida, como lagartija escondida cerca al techo, buscará no ser
vista por sus enemigos y ver, ver, ver lo que le alimenta. Hace falta
espacio, mucho verde por plantar. La vida no nos gusta porque nos
incomoda, mete sus raíces en medio de nuestros tubos, se junta húmeda
con los cables de la luz y electrocuta, hace basura a la lata con sus hojitas
y hojotas. Está en todas partes y no sabemos qué hacer
con ella. Pero llegan los pájaros y cantan. Los niños
encuentran pasto donde sentarse, sombra donde refugiarse del calor.
Tal vez es demasiado poco decirlo desde un muro frío y muerto en
la madrugada, y ardiente y brutal como el mismo cemento en el día.
Tal vez sería mejor tumbar los muros y llenar los espacios de verde,
quitárselos a los carros. Partir calles, sacarles la tierra
y sembrarla. Tal vez sería mejor sacar a los hombres de sus
jaulas, ahí donde "trabajan". Tal vez.
Iniciamos algo, será otr@ quien dé el siguiente paso.
Ojalá seas tú, herman@.
Ojalá seas tú.