ARTE
por Rodrigo Daza
¿Qué sé yo de arte? Tal vez un poco.
Como que es algo que tiene que ver con la expresión. Con el
uso de materiales para "decir" algo sin que sea el lenguaje banal de lo
que siempre es dicho. Por ejemplo, si yo digo "la rosa es bella"
ahí no es que haya mucho arte. Puede que sí, pero después
veremos por qué. Ahora, si lo que quiero decir es que por
medio de considerar bella a una rosa la estamos destruyendo, y digo "rosa,
hoy te he dado muerte al considerarte bella", ahí sí hay
arte. He usado un símbolo para decir algo en relación
con el medio ambiente, a la mujer que amo o a muchas otras cosas que llenan
de sentido esa frase. Puede ser que lo que quiero expresar es el
problema de destruir el medio ambiente al querérnoslo apropiar,
que es bello pero cada vez que como humanos le metemos la mano, lo dejamos
vuelto nada. O puedo querer decir que amo a una mujer y al querer
poseerla por ser bella, la destruyo, la hago sufrir. Con una sola
frase puedo querer decir muchas cosas, todas ellas pueden dejarse tácitas,
así se disfrutan más, traman, generan interés por
entenderlas. Eso en el lenguaje que manejo, la palabra escrita, pero
el arte no se circunscribe a un sólo lenguaje, puede utilizar todos
los lenguajes disponibles, puede usar chatarra para decir que hay algo
hermoso en la destrucción, puede usar el aire y una máquina
absurda para demostrar que los aires acondicionados en los museos son ofensivos.
Se trata de utilizar lo que tengamos a mano, luchar con ese material y
hacerle comunicar cosas, las mismas que solemos ocultar o que simplemente
no nos las preguntamos. Por eso mismo, porque el arte está
cargado de una infinidad de significados, muchas son las escuelas que lo
definen, cada una en diferentes partes del mundo. La una dirá
que el arte es la expresión sublime del ser humano, la otra dirá
que sólo funciona como lenguaje si revela la opresión y busca
la libertad del oprimido. Así, todos los que pretenden explicarlo
dirán algo distinto porque el arte es algo desde sí.
Cada grupo lo utiliza para asignarle sus propias significaciones, las que
quiere que sean, para cuestionarse, y como todos los seres humanos tenemos
algo en común, lo que digan hoy al otro lado del mundo, también
me dirá algo a mí. Como consecuencia, la multitud de
significados que tiene una obra de arte se multiplican al entrar en contacto
con otros grupos que piensan diferente o que viene de otra historia con
otros procesos. Si alguien hace la exaltación de la vida cotidiana
a través de los empaques de una lata de sardinas, otro lo entenderá
como un servicio a los que quieren explotar a los consumidores con productos
surgidos de la opresión de los trabajadores. Otro verá
lo mismo que los anteriores y expresará su preocupación por
el destino de las sardinas, de los mares y todo lo que hay en ellos.
Se ve en este caso que el arte es un lugar dentro de la cultura para la
comunicación, para que pongamos nuestras historias, búsquedas,
significaciones en común y a partir de ahí construyamos algo
distinto. Puede ser que esta vez lo hagamos entre todos o que un
grupo decida apartarse al descubrir que los demás lo contradecían
en lo esencial. Pero es a partir del arte que nos conocemos en dimensiones
nuevas, al ver el trabajo del otro nos damos cuenta que la vida es mucho
más de lo que solemos ver; descubrimos al otro, ya sea grupo o persona.
Cada vez que nos acercamos a una obra corremos un riesgo. Podemos
encontrar que se ha tocado algo sagrado para nosotros, como el pintor que
cambiaba iconos católicos para ponerles rostros de estrellas de
cine. De la misma manera podemos encontrar una dimensión nueva
de la felicidad al contemplar el rostro de la Mona Lisa de Da Vinci, con
esa sonrisa tan especial. Es en ese momento donde se nos pone a prueba,
donde tocamos el elemento provocador del arte. ¿Hasta dónde
estaremos dispuestos a llegar? Es la pregunta que cada uno, grupo,
persona, nación, debe hacerse. Las consecuencias de ir "demasiado
lejos" pueden ser terribles pero ¿qué sería de nosotros
si ni siquiera nos atreviéramos a hacer la pregunta? La tentación
de callar al que nos cuestiona está fuertemente unida a la historia
del arte. Pararnos en el límite de lo que normalmente se expresa
es toda una aventura. Es una vacuna contra todo aquello que nos quita
el sentido de la vida, de nosotros depende la posibilidad de dar las respuestas
correctas a preguntas atrevidas. Es mucho mejor que pasar por la
existencia y morir porque nada vimos, porque nuestra vida siempre estuvo
vacía.